EJERCICIOS DE MICROCRÍTICA

Verborrea sígnica, significaciones interconectadas, el texto como un mundo: el mundo como un texto.

jueves, 14 de octubre de 2010

Las sagradas familias

El modelo familiar tradicional de ie sufrirá una embestida brutal en la segunda mitad del siglo XX por culpa de la segunda oleada de occidentalización de Japón, representada por la ocupación norteamericana de la posguerra y la carrera económica de Japón de las décadas siguientes. La cornamenta de esa embestida es el nuevo concepto social de katei (hogar, familia), presentado por sus abogados bajo la aureola de la modernidad e inspirado en la ideología cristiana de la monogamia y el ideal occidental de amor romántico. La familia katei fue considerada como la versión japonesa de la moderna familia occidental, centrada en una pareja casada por amor y en sus hijos; a diferencia del tradicional sistema ie multigeneracional, los padres del marido, aunque éste fuera el primogénito, no cabían en el moderno esquema familiar.
Carlos Rubio, Claves y textos de la literatura japonesa

No parece difícil continuar el párrafo con una frase del estiloo "y de esta manera el sistema neoliberal recién implementado en Japón se aseguró la existencia de un negocio más: el de las residencias de ancianos".

En Japón ha sucedido como en la mayoría de los territorios del planeta, donde los modelos de familia hollywoodienses (¡que sería de Occidente sin el Teatro Kodak!), con esa "ideología cristiana de la monogamia y el ideal occidental de amor romántico", parece la única alternativa sensata posible. El amor libre de los anarquistas ha sufrido muchos varapalos -casi todos por su incompatibilidad con un sistema que pide la regulación y el establecimiento de núcleos familiares a lo Kelly family- y el resto de modelos familiares del planeta, desde el matriarcal de los mayas o algunas tribus del norte de la India al poligámico de los musulmanes, no gozan de puestos altos de popularidad ni aprobación entre los cánones eurocentristas. Mientras tanto, seguimos creyendo en ese "ideal occidental de amor romántico" como la única opción posible, consistente en hombre conoce a mujer (¿mujer conoce a hombre? ¡qué lanzada!) para casarse, hijos en el hogar, padres al residencial ("sabemos cómo arreglárnoslas perfectamente sin vuestros consejos, pero... ¡quedaros al niño mañana otra vez, que trabajo hasta las 8!") y comiendo perdices toda la vida.

Sin embargo, como si lanzara la piedra sobre su propio tejado, la misma globalización facilita el alcance a otras culturas, a otras opciones de entender el amor y la familia que poco a poco van abriéndose paso, incluso en el ámbito legislativo. ¿Holocausto familiar? No parece probable. Ya se sabe que la naturaleza, imparable, sigue abriéndose camino, aunque nosotros encorsetemos sus flujos con tapperwares. Ya se sabe, un día unas salchichillas, otro una tortilla, una ensalada para el día del spinning, o sólo un par de tomates con dos o tres pepinillos. Con fecha de caducidad, claro.

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